… no tiene otra explicación. Se trata de robar el momento, esa parte minúscula de la vida de otro.
Un segundo. Esperar un gesto, una mirada. Apuntar. Disparar.
En este juego no existe enfoque ni profundidad. La luz es la que hay y no sirve de nada esperar a que mejore. No hay tiempo de ISO ni de aperturas.
Si te mueves, te descubrirás, y la magia desaparecerá.
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